
La propuesta parecía muy interesante ya que sólo un actor y un ataúd eran lo únicos protagonistas de esta historia. Era, y en demasia, una película jugada, una propuesta más que interesante. Cuando leí por ahí que dijeron que hasta el mismo Alfred Hitchcock se removiera en su tumba por la narrativa que posee al saber que con pocos elementos, casi nada, entretiene al espectador y mantiene el suspenso de principio a fin, tenía que verla.
Lo que quisiera leer desde ya es el guión porque debe ser increíble saber cuales fueron los recursos literarios
Pero lo más jugado es, sin lugar a dudas, haber elegido a un actor que uno ya había perdido la esperanza de verlo realmente lucirse. Ryan Reynolds, acostado, casi sin moverse, logra una interpretación fabulosa, imposible de no creerle. Ni flashback, sin historias paralelas, ni nada. Únicamente, el suspenso se logra, durante 90 minutos que se reducen a 30 por lo compenetrada y comprometida que es la historia para el espectador, con un solo actor que se luce y brilla a pesar de no poder moverse un poquito.
La padecí tal como lo hizo Ryan, me sentí aún preso dentro con él pasando por todos los estados emocionales, en la misma caja.
Haciéndome recordar a "El Juego Del miedo", como si fuese un juego más de Jigsaw, podemos llegar a entender que mucho más debemos temerle a los sistemas burocráticos de los países, en especial al norteamericano.
5/7: MUY BUENA
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