De por momento tensa, uno se involucra en la misma y quiere saber más. Es
emblemática la escena de los “trapitos al sol” durante la cena
familiar y es lo mejor del filme. Los personajes viven una constante sofocación
que no solo está provocada por las altas temperaturas que se sufren durante ese
mes en el país del norte, sino también por el calor y ahogo que produce el solo
hecho de una
reunión familiar.
La música de Santaolalla acompaña muy bien pero está lejos de lo que hizo
en Babel. Agosto es una película que no a todo mundo va a gustar; a principio
le falta ritmo, pero cuando estalla el conflicto, se vuelve
impredecible y uno no sabe cómo se desarrollará la misma.
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