La madre de un adolescente que asesinó a sus compañeros de secundaria intenta atravesar el duelo y los sentimientos de responsabilidad por las acciones de su hijo.
Debíamos hablar de Kevin:
“Tenemos que hablar de Kevin” ( aunque nunca se hable del mismo) es una visita guiada, mediante flashback, de la vida cotidiana de un criminal en potencia y la relación con su familia. Su nacimiento, niñez y adolescencia. Y todo desde el punto de vista de una madre (Una espectacular Tilda Swinton) que padece la maldad en crecimiento de su hijo y de una sociedad que no olvida ni perdona.
Este es el tipo de película que cuando uno termina de ver pide que se le devuelva el dinero. Pero que se termina amando este tipo de películas sin importar el gusto amargo que nos deje en la boca al ver que el producto cumple su finalidad: Perturbar.
En un principio cuesta agarrarle el hilo debido a los constantes flashback pero en el primer cuarto de hora se encamina la historia a lo que realmente es: Un verdadero viaje a la mente de un asesino.
Este film me dejó con la misma sensación que tuve al ver “Eden Lake”. Ese nivel de incomodidad, angustia e impotencia al suceder lo hechos nos lleva a no querer ver más de la misma, pero a su vez, mirar por entre los dedos.
La edición cumple una función fundamental. Si hubiese sido realizada de una forma lineal otro habría sido el resultado y menos satisfactorio. Los actores que interpretan a Kevin en las tres etapas que se remarca en la película lo hacen de una manera soberbia, aun más, el Kevin adolecente.
“We need talk about Kevin” (titulo en ingles) es una película para reflexionar más que para disfrutar, pero que no deja de ser una propuesta muy interesante al momento de querer ver algo diferente y nos deje como resultado sentimientos encontrados.
Debíamos hablar de Kevin:
“Tenemos que hablar de Kevin” ( aunque nunca se hable del mismo) es una visita guiada, mediante flashback, de la vida cotidiana de un criminal en potencia y la relación con su familia. Su nacimiento, niñez y adolescencia. Y todo desde el punto de vista de una madre (Una espectacular Tilda Swinton) que padece la maldad en crecimiento de su hijo y de una sociedad que no olvida ni perdona.
Este es el tipo de película que cuando uno termina de ver pide que se le devuelva el dinero. Pero que se termina amando este tipo de películas sin importar el gusto amargo que nos deje en la boca al ver que el producto cumple su finalidad: Perturbar.
En un principio cuesta agarrarle el hilo debido a los constantes flashback pero en el primer cuarto de hora se encamina la historia a lo que realmente es: Un verdadero viaje a la mente de un asesino.
Este film me dejó con la misma sensación que tuve al ver “Eden Lake”. Ese nivel de incomodidad, angustia e impotencia al suceder lo hechos nos lleva a no querer ver más de la misma, pero a su vez, mirar por entre los dedos.
La edición cumple una función fundamental. Si hubiese sido realizada de una forma lineal otro habría sido el resultado y menos satisfactorio. Los actores que interpretan a Kevin en las tres etapas que se remarca en la película lo hacen de una manera soberbia, aun más, el Kevin adolecente.
“We need talk about Kevin” (titulo en ingles) es una película para reflexionar más que para disfrutar, pero que no deja de ser una propuesta muy interesante al momento de querer ver algo diferente y nos deje como resultado sentimientos encontrados.
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