Con esta segunda parte Guy Ritchie se instala de nuevo en el mundo del espectáculo cinematográfico, dando a saber que con la primera conseguir un éxito no fue de pura suerte ni casualidad. En esta vez, Holmes se enfrenta a un enemigo de su nivel y que no quiere acabar sólo con él sino, también con todos sus seres queridos.
A diferencia de la primera, en esta las luchas se amenan con la
presencia de la artillería pesada. Pero eso es de poca importancia ya que, como una marca registrada, el uso de la cámara lenta sumerge al espectador en la misma inyectando la adrenalina necesaria, pero no la suficiente como para salir corriendo creyendo que los disparos podrían alcanzar a uno. Las actuaciones excelentes, la fotografía espectacular, la historia un poco más confusa que la anterior, sin embargo los flashback finales pagan el precio de la entrada al dejarnos una historia redonda y convincente.
Señoras y señores, Holmes y compañía volvieron para ser una franquicia entretenida y rentable tanto para sus realizadores y espectadores. Ansío con ganas una tercera parte, que nos lleve a una cuarta.
6/7: MUY BUENA
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